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revista de divulgación del Instituto de Astrofísica de Andalucía
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La supernova de tipo Ia más cercana desde 1604
El martes 21 de enero el astrofísico inglés Steve Fossey, en una clase práctica de observación astronómica, apuntó el telescopio a la galaxia M 82, situada a doce millones de años luz. Ante su sorpresa, aparecía una brillante y desconocida estrella: acababan de descubrir una supernova, un evento explosivo producido por la muerte de una estrella masiva.
Un día después, un grupo de astrofísicos americanos anunciaba que el espectro de la supernova indicaba que la estrella progenitora era una estrella enana blanca, lo que catalogaba la ya bautizada supernova SN 2014J como de tipo Ia.
Se trata de un hallazgo de gran relevancia dada la escasez de supernovas de este tipo (y más a cortas distancias) y a su importancia en la medición de distancias astronómicas. De hecho, el descubrimiento de la expansión acelerada del universo fue posible gracias a la observación de este tipo de supernovas.
Aquí en España, los astrofísicos Manuel Moreno-Raya (CIEMAT) y Lluís Galbany (DAS/UC, Chile) observaron con detalle la supernova y la galaxia entre el 23 y el 26 de enero usando tanto imágenes como espectros. Lo hicieron desde el Telescopio William Herschel (WHT) del Observatorio del Roque de los Muchachos en la isla de La Palma.
Los datos fueron analizados conjuntamente con el astrofísico Ángel López-Sánchez (AAO/MQ, Australia), que combinó las imágenes y los espectros y confirmó que se trata de una supernova de tipo Ia. Destacan las bandas de absorción de hierro (Fe II y Fe III), magnesio (Mg II) y silicio (Si II).
Estos rasgos son fusiones de muchas líneas de estos elementos metálicos, que se están produciendo por la violenta explosión de supernova. De hecho, se espera que vayan cambiando con el paso de los días, dado que la concentración y la abundancia química de cada especie va variando al convertirse unos elementos en otros y poderse observar más material proveniente del centro de la estrella muerta.
La línea del espectro que más ha llamado la atención de los investigadores es una pequeña absorción de carbono (C II) que indica que la enana blanca progenitora de la supernova estaba compuesta por carbono y oxígeno (como la mayoría de las enanas blancas), pero no es habitual observarla en los espectros de supernovas de tipo Ia. Esto indicaría que la superficie de la enana blanca no se ha quemado completamente durante la explosión.
Precisamente, el proyecto en el que participa Moreno-Raya tiene como objetivo calcular propiedades físicas y químicas de galaxias que han albergado supernovas de tipo Ia. Se trata del proyecto ESTALLIDOS, que coordina el Instituto de Astrofísica de Andalucía y en el que participan el CIEMAT, el IAC y la Universidad Autónoma de Madrid. Este proyecto estudia en detalle galaxias con brotes (estallidos) de formación estelar reciente, lo que implica estrellas masivas capaces de ionizar el medio interestelar.
La SN2014J es la supernova de tipo Ia más cercana a la Tierra desde la supernova que observó el astrónomo alemán Johannes Kepler en 1604. Esta sí sucedió en nuestra galaxia, a una distancia de veinte mil años luz, y se pudo ver incluso a simple vista.