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revista de divulgación del Instituto de Astrofísica de Andalucía
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La controvertida historia de los tasaday
En junio de 1971, un pequeño grupo de hombres se interna en lo más profundo e inexplorado de la jungla de la isla filipina de Mindanao. Comanda el grupo el controvertido Manuel Elizalde Jr., perteneciente a una de las familias más adineradas de Filipinas, educado en Harvard y con fama de iconoclasta. Elizalde ocupa la jefatura de la PANAMIN, la agencia creada por él mismo bajo el auspicio de presidente Ferdinand Marcos para proteger a las minorías étnicas y culturales de las islas.
El equipo lleva tiempo persiguiendo entre la selva un rumor, algo que un cazador mencionó en una ocasión a Elizalde: la existencia en plena jungla de una tribu muy primitiva, aislada, sin apenas contacto alguno con el exterior desde hace miles de años.
Elizalde y su grupo cumplen su objetivo y encuentran lo que tan ansiosamente buscaban: un pequeño grupo de hombres, mujeres y niños, que se cubren con hojas, duermen en cuevas, se alimentan exclusivamente de lo que les ofrece el bosque y practican un dialecto desconocido incluso para las aldeas vecinas. Son los tasaday.
El descubrimiento de los tasaday constituye un verdadero bombazo. Los antropólogos están absolutamente fascinados con ellos: no practican la agricultura, su dialecto es desconocido y además no conocen el tabaco, un test que se utiliza para medir el asilamiento de una tribu. Es como si el tiempo se hubiera congelado en plena edad de piedra.
Una tribu sin contacto con el resto de la humanidad, que creía que su bosque era todo el universo existente y ellos sus únicos pobladores, y cuyo lenguaje no incluye palabras para el concepto de guerra o violencia. Es el idealismo de lo natural, de la pureza, es el edén encontrado... y Elizalde es su protector y así se encarga de mostrárselo al mundo.
Se sucede una avalancha de visitas de antropólogos, periodistas y curiosos. Los tasaday aparecen en todos los medios, son protagonistas de numerosos documentales e incluso portada del National Geographic. Celebridades como Charles Lindberg o Gina Lollobrigida los visitan como si de una exhibición de feria se tratara.
Y Elizalde aparece como el gran héroe. Sin embargo, pronto surgen las primeras dudas: ¿dónde están los huesos de sus muertos que supuestamente abandonan en el bosque?¿por qué no hay basura en sus cuevas acumulada durante siglos?¿cómo explicar su supervivencia con una dieta tan extremadamente baja en calorías?¿cómo justificar la ausencia de enfermedades propias de la endogamia?¿cómo es posible asumir su aislamiento si apenas a tres horas de distancia a pie existe un población rural grande?
Un aislamiento forzoso
Los antropólogos piden al gobierno más tiempo para investigar, pero Elizalde, supuestamente en aras de la preservación de los tasaday, decide crear una zona reservada alrededor de ellos que cerca con un muro y con la vigilancia de soldados armados. Expulsa a los antropólogos y periodistas, prohíbe las visitas y somete a los tasaday a un nuevo y mucho más duro aislamiento del que han vivido nunca.
Y así permanecen una década, hasta que en 1986 el gobierno del matrimonio Marcos cae derrocado. Ese mismo año, el antropólogo y reportero suizo Oswal Iten y el reportero filipino Joey Lozano se adentran en la jungla para ver qué ha ocurrido con los tasaday.
Y no dan crédito a lo que ven. Los tasaday no viven en cuevas ni visten taparrabos de hojas. Al contrario, habitan chozas y visten con vaqueros y camisetas: ¿dónde está la tribu del edén perdido?
Para colmo, algunos tasaday confiesan haber sido pagados por Elizalde para vestir como indígenas primitivos y posar ante periodistas y antropólogos cuando realmente eran miembros de aldeas cercanas.
El escándalo era mayúsculo. Para muchos, el hallazgo de los tasaday había sido un plan del inefable y totalitario gobierno de Ferdinand Marcos para ensalzar el prestigio de Filipinas, y Elizalde había sido su ejecutor. El edén era un fraude.
Elizalde, exiliado desde 1983 en Costa Rica, monta en cólera y comienza una campaña a favor de los tasaday. Incluso hace que algunos de sus miembros se desplacen para que demandaran a todo investigador que se atreviera a defender la idea de fraude: ¡la primera tribu primitiva que impone un pleito por difamación!
Sin embargo, algunos científicos comienzan a encontrar pruebas a favor de la veracidad de los tasaday. El semiólogo Lawrence Reid, tras convivir con ellos durante largos periodos, demuestra que el dialecto tasaday no solo es diferente a los de alrededor, sino que mantiene raíces comunes con el que se hablaba en el valle de Kulaman en Manobo desde hacía ciento cincuenta años. Para Reid, los tasaday se separaron de esta comunidad hacía cerca de doscientos años y habían permanecido realmente aislados desde entonces.
Y, para mayor controversia, los tasaday que habían confesado el fraude rectifican y aseguran esta vez que les habían presionado para decir que todo era falso cuando no era así, y todo a cambio de tabaco y ropas.
Y no era algo de extrañar. En aquellos años el nuevo gobierno filipino se había embarcado en una campaña de demonización de todo lo que el gobierno de Marcos había hecho anteriormente, y los tasaday habían sido una de las joyas de la corona.
Actualmente se piensa que los tasaday no son un tribu de la edad de piedra, pero sí gente muy primitiva y aislada, que vivían muy cerca de la naturaleza, en su edén particular, hasta que fueron descubiertos.
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